Hasta ahora, tenemos entendido que esta propiedad es exclusiva de las plantas, las algas y de algunos microorganismos del fitoplancton, pero no de los animales. Hoy demostraremos una vez más que, al menos en la biología, toda regla tiene su excepción y te vamos a presentar a la babosa esmeralda, un animal que fotosintetiza.
Algunos datos de este curioso animal
Elysia chlorotica, que es el nombre científico que recibe este animal, es un molusco gasterópodo marino que vive en el litoral atlántico de América del Norte, desde tan al norte como es Nueva Escocia hasta las cálidas aguas del estado de la Florida, donde habita tanto en aguas con la salinidad del mar como en aguas salobres, cerca de la desembocadura de los ríos.
Físicamente es un animal de color verde muy intenso, como una esmeralda, que puede presentar pequeñas manchas blancas o rojas en su superficie. Su cuerpo es muy delgado, pero se ensancha considerablemente hacia los laterales cuando el animal está relajado, lo que le da un aspecto lanceolado, muy parecido a la hoja de una planta. Es de pequeño tamaño y se han colectado ejemplares de hasta 45 mm de largo, tamaño que puede reducirse considerablemente cuando es perturbado y se repliega sobre sí mismo.
¿Fotosintetiza realmente esta babosa?
Aunque la respuesta a esta pregunta puede ser matizada e interpretada de diferentes maneras, lo cierto es que la babosa esmeralda tiene la capacidad de fotosintetizar durante la mayor parte de su vida, aunque no nazca con ese “don” y deba adquirirlo del medio. Vamos a conocer como lo hace.
Para adquirir esta capacidad, la babosa se alimenta desde las primeras horas de su nacimiento de un alga xantofícea llamada Vaucheria litorea, a la cual le extrae los cloroplastos (orgánulos celulares donde se realiza la fotosíntesis) y los incorpora a su propio cuerpo. Una vez dentro, estos funcionarán durante toda la vida del animal (aproximadamente un año), dotando a la babosa, un animal heterótrofo, de una capacidad que hasta ahora creíamos exclusiva del mundo vegetal. Esta adquisición le dará a la babosa el privilegio de “alimentarse” de luz solar.
hora cabría preguntarse cómo es posible que los cloroplastos vivan tanto tiempo dentro del animal sin degradarse o ser rechazados por el sistema inmune de la babosa. La respuesta está en que ambas especies han coevolucionado de tal manera, que ocurre una transferencia horizontal de genes entre ellos, un fenómeno que se da mayormente entre bacterias o en muchísima menor medida entre los propios vegetales o entre animales, pero no entre seres de ambos reinos. Esto permite que se incorpore al genoma del molusco parte de la información genética del alga, la cual tiene las instrucciones para que sigan funcionando los cloroplastos y sean admitidos como propios por el cuerpo de la babosa esmeralda.
Por último, solo queda decir que hasta el momento, la evolución no ha dotado a estos animales de la capacidad de heredarle estos pigmentos fotosintéticos a sus crías, por lo que estas, una vez que nacen, deberán buscar el alga en su medio para incorporarlos y desarrollar esta curiosísima característica pocas veces registrada en la naturaleza.
Asombroso ¿verdad? ¿Sabías que se ha creado un dispositivo capaz de realizar fotosíntesis artificial?
Fuente: Ojo cientifico.
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